Aunque muchos lo creían oriundo de La Rioja, la provincia de donde era su familia, Félix Luna había nacido en Buenos Aires, el 30 de septiembre de 1925. Sin embargo, supo aunar como pocos todas las pasiones y muchas de las virtudes de un argentino cabal. Por ello, resultarán escasas estas líneas para tratar de resumir una vida larga y fecunda, caracterizada por el hacer y el pensar en muchos y muy distintos ámbitos de nuestra realidad cultural y política.
En 1951 se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires y muy pronto comenzó a publicar los primeros títulos de lo que iba a constituir una obra interesantísima e imprescindible, que transitó con igual calidad por temas de historia, ensayo, poesía, ficción y periodismo. Contemporáneamente desarrollaba una intensa actividad como funcionario público: entre 1956 y 1958, fue director de la Obra Social del Ministerio de Trabajo de la Nación; en 1958, consejero de la embajada argentina en Suiza y, entre 1959 y 1961, en la embajada argentina en Uruguay; desde 1962 a 1963, jefe de Gabinete de la cancillería, y, entre 1986 y 1989, Secretario de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, en una gestión muy recordada por haber impulsado el Plan Cultural en barrios, con la consiguiente realización de numerosos conciertos al aire libre, tanto como temporadas teatrales, musicales, operísticas y de ballet, en verano, en espacios abiertos y en forma gratuita.
En el ámbito universitario, se desempeñó como jefe de investigación del Instituto de Derecho Político Constitucional de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, en 1956, y en esa misma facultad fue Director del Instituto de Extensión Universitaria. También ejerció la docencia en las universidades del Salvador y de Belgrano.
Pero su carrera "docente" propiamente dicha iba a desarrollarse de una manera novedosa y fuera de los ámbitos académicos. Porque fue a partir de la publicación de sus libros sobre historia argentina, y de la creación y dirección de la revista Todo es Historia -aparecida en 1967, continúa en la actualidad y ha influido decisivamente en la construcción de la historiografía argentina- que el nombre de Félix Luna estuvo indisolublemente ligado a una manera de contar, difundir e interpretar la historia y la vida de los argentinos no sólo atractiva, sino también caracterizada por la voluntad de objetividad y (sobre todo en sus últimas obras) búsqueda de un principio de entendimiento común. Esa visión lo llevó también a actuar en todos los ámbitos periodísticos de su época: fue colaborador de los diarios Clarín y LA NACION de Buenos Aires, y en revistas y otros diarios del interior; junto con el periodista Miguel Angel Merellano, realizó, entre 1977 y 1982, el programa de radio Hilando nuestra historia , y en 1983, estuvo en Canal 11, en el programa denominado Todo es Historia como su revista (que siguió después en ATC y, más tarde, en Canal 13). Por fin, junto al músico y compositor Ariel Ramírez escribió los versos para varias obras musicales, como la Misa Criolla , Cantata Sudamericana y Mujeres Argentinas , obra esta última que incluye las hoy famosísimas canciones "Alfonsina y el mar" y "Juana Azurduy", consagradas en la voz de la recientemente fallecida Mercedes Sosa.
Indudablemente fue con la publicación de sus casi treinta libros que creció su fama como historiador y escritor. Muy temprano, en 1954, hizo conocer Yrigoyen , la primera de sus biografías de presidentes argentinos, y, enseguida, obtuvo su primer premio, el de la Dirección Nacional de Cultura, en 1957, al mejor cuento costumbrista por "La fusilación". Después aparecieron Alvear, 1958; Diálogos con Frondizi , 1962; Los caudillos , 1966, y, en 1968, una de sus obras capitales, destinada a convertirse en best-seller , El 45 , que termina con este párrafo: "Pienso que daría diez años de la vida de Félix Luna a cambio de un solo día de Juan D. Perón. A cambio, por ejemplo, de aquella jornada de octubre, cuando se asomó a la Plaza de Mayo y recibió, en un bramido inolvidable, lo más limpio y hermoso que puede ambicionar un hombre con vocación política: el amor de su pueblo". Y ante la necesidad de definir por qué había elegido ese año, el propio Luna arriesgó una respuesta en una entrevista, en 1971: "Fue un año decisivo, y no solamente porque Perón haya llegado al poder e iniciado su hegemonía, sino porque el país entero decidió entonces adquirir un determinado estilo político y asumir una determinada conciencia. Ciertos valores cayeron para siempre y ciertos valores quedaron afirmados, también para siempre, en 1945".
Más tarde, Félix Luna publica Argentina de Perón a Lanusse , en 1973; De comicios y entreveros , y Conversaciones con José Luis Romero (ensayo histórico) , 1977, y Ortiz , en 1978. La década del 80 fue extraordinariamente prolífica: Conflictos y armonías en la historia argentina , 1980; Buenos Aires y el país, 1982 ; Golpes militares y salidas electorales , 1983; Perón y su tiempo (tres volúmenes) , 1984; La comunidad organizada , 1985; El Régimen exhausto , 1986, y la que sería otra de sus obras más conocidas y más reeditadas: Soy Roca , 1989. Otra vez, Luna buscó y logró con este libro una forma distinta de narración: a lo largo de 500 páginas es el presidente argentino el que, supuestamente poco tiempo antes de morir, cuenta su vida, tan ligada al destino de la República. La belleza de la prosa y la actualidad histórica del personaje hicieron de este libro otro gran best-seller , continuamente reeditado hasta la actualidad. En Sarmiento y sus fantasmas , 1997, y en Martín Aldama. Un soldado de la Independencia , 2001, Luna volvió a usar sabiamente la voz de sus personajes para lograr que la historia, sin importar su lejanía en el tiempo, se reactualizara hasta hacerse más comprensible para todos.
Finalmente, en los 90 también publicó, entre otros, Breve historia de los argentinos , 1993; Historia integral de los argentinos (10 tomos), 1994-1998; Diálogos con la Historia y la Política , 1996, en colaboración con Natalio Botana. En 2005, Encuentros a lo largo de mi vida , y en 2006, Revoluciones .
Distinguido con gran cantidad de premios -en 1994, obtuvo el Konex por el rubro "Biografías históricas"-, miembro de la Academia Nacional de la Historia, recibió además distinciones de los gobiernos de Francia, Perú y Brasil, y fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1996, quizás uno de los galardones que más lo haya emocionado.
Félix Luna ha sido una figura sobresaliente en la historiografía argentina contemporánea pero, y por sobre todo, un escritor y un ciudadano argentino comprometido profundamente con su tiempo y su país. Un buen ejemplo por seguir para aquellos a los cuales ahora les toca continuar con su tarea.
Gentileza LNOL
Entrevista realizada por Politicargentina.com en 2008
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