31 de agosto de 2006

El clásico


El clásico
Por Estanislao Zaborowski

Se puso de pie, tomó su mochila y corrió hacia el sedán azul marino que acababa de detenerse delante del colegio.
Su padre se encontraba al volante, y lo abrazó calurosamente en cuanto Tommy ingresó.
Ya en camino, su padre preguntó:
- ¿Como te fue hoy en el cole Tommy?
- ¡Bien! En la clase de gimnasia jugamos un partido de fútbol contra 2º “A”
- ¿Así? ¿Y se divirtieron?
- ¡Si, estuvo buenísimo! Muy peleado, pero ganamos nosotros 2 a 2.
- ¿Cómo es eso que ganaron ustedes si empataron 2 a 2?
Mientras Tommy, mirando por la ventanilla elaboraba su respuesta, no muy lejos de allí, Nacho y su mamá caminaban de regreso a casa.
- ¿Qué tal el cole nachi?
- Aburrido, en la clase de matemática tomaron una prueba sorpresa.
- ¿Y como te fue?
La mirada de Nachi lo decía todo, sus ojos miraban el suelo con cara de decepción.
- En fin, ¿Y en las otras materias?
- ¡Aburridísimo! Excepto en gimnasia que jugamos un partido de fútbol contra 2º “B” y ganamos nosotros 2 a 2.
- ¿Ganaron ustedes 2 a 2? ¿Y como puede ser posible eso?
- ¡Fácil, nosotros ganamos!
El auto se detuvo con el semáforo en rojo y Tommy por fin habló.
- Nosotros ganamos porque fuimos mejores, además metimos el primer gol. ¡Un golazo! Manu le pegó un derechazo con todas las ganas desde la mitad de la cancha y la clavó abajo al lado del palo, ¡un golazo fue! Después ellos nos empataron, pero el gol fue así nomás de rebote porque se armó lío dentro del área y nos confundimos entre nosotros.
Sin apartar la mirada hacia el frente, su papá preguntó:
- Bueno, pero hasta donde yo sé, eso es un empate 1 a 1.
- ¡Pero ahí no termino pá!
La mano de nachi transpiraba al igual que la de su mamá, sin embargo ella no lo soltaba.
- ¿Cómo pudieron ganar si tanto ellos como ustedes hicieron dos goles?
- Vos no entendes nada de fútbol, má. Nosotros ganamos porque fuimos mejores.
- ¿Así que ahora no gana el que hace mas goles, sino el que es mejor?
- Claro, lo que pasó es que al principio ellos nos iban ganando por un gol de un petiso que le pegó desde lejos y que ni el podía creer que esa pelota había entrado, tuvo un culo bárbaro. Y después nosotros enseguida, gambeteamos dentro del área y Nico se llevó a tres de la defensa y con una rabona la puso por debajo del arquero. Tendrías que haber visto ese golazo, ¡fue un espectáculo!
- Bueno, entonces iban empatando en ese momento.
- Si, pero ahí no termina má. Resulta que yo bajé un rato para ayudar a la defensa y desde el fondo ordenaba el equipo. Entonces nuestro arquero sacó fuerte y fue a parar a los pies de Gonza que se esquivó a un pibe que parece medio tonto pero que igual lo dejan jugar y después a otro más que corre como un rengo. Ahí pegó la media vuelta y con toda la furia le pegó al arco y hizo un golazo y ahí entonces nosotros íbamos ganando.
La mamá de nachi escuchaba atenta, sin perder ocasión en mirar de reojo las vidrieras de las casas de ropa que se encontraban en su camino.
- Mamá! ¿Me estas escuchando? ¡No me das bola!
El sedán dobló en una calle muy angosta mientras Tommy continuaba su relato.
- Después que ellos hicieron el gol ese, nosotros nos metimos muy atrás en la cancha porque preferíamos defender antes que seguir atacando porque no quedaba mucho tiempo para hacer otro gol. Entonces el cancherito ese de Gonza, encontró la pelota en sus pies, ni el sabía como llegó ahí, y claro nosotros teníamos en la defensa al tonto ese que te conté que una vez se quedó dormido en clase y con la baba manchó las hojas de su cuaderno, y claro Gonza pateo al arco y hizo el gol. ¡Así cualquiera mete goles!
- Entonces iban perdiendo 2 a 1 Tommy!!
- Pero fue por un ratito nada mas, porque nosotros al toque hicimos un golazo de un corner que patíe yo y que Santi saltó como dos metros encima de los demás y cabeceó re bien metiéndola adentro.
- ¿Dos metros? Está bien, entonces empataron nomás.
- ¿Me podes dejar terminar de hablar papá?
La mamá de Nachi, cansada del constante tironeo de su brazo, intentó darle fin al relato.
- ¿Entonces ganaron 2 a 1?
- No, lo que pasó fue que ese pibe Tommy del que te hablé que siempre andá inventando historias, pateó un corner y le pegó a Santi en el hombro o en la nuca o en la espalda, no se bien. La verdad que tuvieron un culo bárbaro.
- ¿Entonces ahí terminó el partido empatado?
- ¿Ves que nunca me escuchas mamá?
Finalmente, el automóvil ingresó al garaje de la casa, justo en el momento en que nacho juntó a su mamá abrían la puerta del departamento.
Ambos se dispusieron a tomar la merienda, mientras Nacho lo hacia con galletitas, Tommy disfrutaba de las tostadas con manteca que compartía con su perro Amadeo.
Mientras miraban fijamente el televisor esperando los dibujos animados de las cinco de la tarde, pensaron en que a veces los goles no alcanzan para ganar un partido.
También hay que ser los mejores jugándolo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! me parecio interesantisimo el articulo, muy profundo y bien abordado. Muy bueno para dejar en claro que la tristeza no solo esta teñida del matiz negativo que le otorga la opinion de la mayoria de la gente. Este articulo deje bien en claro que la tristeza es una fructifera virtud.

Anónimo dijo...

Muy lindo cuento, simple y lleno de una suave ternura que inevitablemente me remonto a momentos inolvidables de mi infancia llenos de calidez, inocencia y aventura.
Muy bueno y nostalgico a la vez!