9 de diciembre de 2025

Volvió Dix pour cent a Netflix: por qué sigue siendo imperdible

Hay series que cuando reaparecen en el catálogo de una plataforma de streaming, generan una especie de sonrisa automática. Eso pasa con Dix pour cent (o Call My Agent, como la conocen muchos).

Ahora que Netflix la volvió a poner en circulación, es una oportunidad perfecta para volver a sumergirse en ese universo tan atípico para nosotros: el detrás de escena del mundo del espectáculo, contado con humor, ternura, ironía y personajes absolutamente entrañables.

Por qué Dix pour cent sigue tan vigente

Lo primero que hay que decir es que esta serie tiene algo rarísimo y valioso: es divertida sin ser superficial, ácida sin ser cínica, y emotiva sin volverse empalagosa.

La premisa es simple: seguimos la vida de los agentes de una prestigiosa agencia parisina que representan actores y actrices famosos. En cada episodio, una estrella real interpreta una versión (maravillosamente exagerada) de sí misma. Pero eso es solo la excusa, porque en el fondo, Dix pour cent no va tanto de celebridades como de: egos frágiles, relaciones de poder, lealtades traicionadas y recuperadas, vocaciones en crisis y ese equilibrio imposible entre la vida personal y el trabajo.

Cada personaje tiene capas. Andréa, con su coraza de hierro; Mathias, adorable y desastroso; Gabriel, perdido entre el amor y la vocación; Arlette, leyenda viva con más humanidad de la que aparenta. Es imposible no encariñarse.
Y después está París, que no es postal turística, sino escenario vivo: oficinas, bares, rodajes caóticos, pasillos donde se negocia el destino de una carrera en dos frases.

El humor de Dix pour cent: su arma secreta

Lo que hace especial a esta serie es su tono. El humor no viene del chiste fácil, sino de las contradicciones humanas, lo que se dice y lo que se piensa, las situaciones incómodas que todos hemos vivido, solo que acá amplificadas por el mundo del espectáculo.
Te reís, pero también te quedás pensando. Y a veces, te queda incluso un nudo en la garganta. Porque detrás del glamour hay mucha soledad, mucha inseguridad y mucho miedo a dejar de ser necesario.

Por qué la reposición en Netflix importa

Que vuelva ahora no es casual. En un momento donde abundan las series oscuras, violentas o hiperintensas, Dix pour cent ofrece algo distinto: una serie adulta sin ser oscura, inteligente sin ser pretenciosa, profunda sin dejar de ser ligera.
Es ideal tanto para quienes la vieron en su momento y quieren revivirla, como para quienes nunca la descubrieron y ahora pueden hacerlo de corrido, sin esperar temporadas.

Qué ver si te gustó Dix pour cent

1. The Morning Show
El detrás de escena de un noticiero estadounidense. Mucho ego, poder, manipulación y vulnerabilidad. Menos humor, más tensión, pero el mismo retrato humano de un mundo competitivo.

2. Beef
Otra liga emocional, pero comparte algo clave con Dix pour cent: los personajes no son ni buenos ni malos. Son humanos, y eso bien retratado la vuelve fascinante.

3. Emily in Paris
Más liviana, más estética, menos profunda, pero si te atrapó París como escenario y el mundo laboral creativo, esta es una buena continuación relajada.

4. Hacks
Una joya sobre el mundo del stand-up, el paso del tiempo, el ego artístico y la relación entre generaciones. Inteligente, ácida y muy humana.

5. Entourage
La versión masculina, más caótica y más excesiva del mundo del espectáculo. Menos refinada, más desenfrenada, pero comparte ese vínculo con el detrás de escena.

6. Master of None
Para quienes disfrutan las series sobre vocación artística, vínculos, dudas existenciales y la vida en las grandes ciudades.

El verdadero legado de Dix pour cent

Más allá del éxito, de los cameos brillantes y de su maquinaria narrativa perfectamente aceitada, Dix pour cent deja algo más profundo: la certeza de que incluso detrás del glamour, las alfombras rojas y las sonrisas públicas, seguimos siendo personas buscando aprobación, amor, seguridad y sentido. 
Y esa, creo yo, es la razón por la que sigue funcionando tan bien hoy como cuando se estrenó.

Saludos, y nos estamos leyendo la próxima!

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