18 de noviembre de 2025

Elvis Presley: Unchained Melody

Al escuchar esta canción interpretada esa noche como si Elvis se estuviera despidiendo del mundo, y conocer la historia que había detrás, tengo que confesar que se me cayeron algunas lágrimas. 

La interpretación de “Unchained Melody” que Elvis Presley dio el 21 de junio de 1977, en Rapid City, South Dakota, no es solo una canción más: es un pequeño pedazo de historia capturado casi por accidente, en un concierto que formaba parte del especial Elvis in Concert.

En ese momento, Elvis ya estaba muy lejos del ícono de los años 50 y 60. Se lo veía agotado, con graves problemas de salud, y cada movimiento parecía costarle el doble. Pero cuando se sentó al piano, van a ver ustedes, que algo cambió. Fue como si por un instante recuperara toda su fuerza, toda su sensibilidad, y la volcara en esos minutos de música.

El detalle más hermoso (y más triste) es que Elvis insistió en tocar él mismo el piano, algo que no solía hacer en el último tiempo. Se acomoda, respira profundo, se equivoca un segundo, sonríe… y arranca. Y lo que sale de ahí es una voz que no coincide con el cuerpo vencido que vemos: es firme, poderosa, desafiante. Como si en esa canción hubiera guardado lo último que tenía para dar, su despedida.

Hay algo muy humano (y de un significado enorme) en cómo Charlie Hodge le sostiene el micrófono, casi con cuidado de no lastimarlo. Y hay algo muy sobrecogedor en escuchar a Elvis llegar a esas notas altísimas, sabiendo que estaba a solo dos meses de morir. La gente aplaude, él hace una broma, y por un momento parece que todo está bien, como si esa noche pudiera seguir repitiéndose para siempre.

Pero no iba a repetirse. Y quizás por eso esta versión quedó grabada en la memoria colectiva: porque no es en absoluto perfecta, porque no es pulida… pero es lo más brutalmente honesta, frágil y, al mismo tiempo, gigante que he visto. Es Elvis aferrándose a la música cuando ya casi no quedaba nada más.

Esa noche en Rapid City no solo se cantó un dulce tema. Se cantó un pedazo de despedida. Y por eso, cada vez que suena esta versión de “Unchained Melody”, siento una gran nostalgia, pero también admiración: la última chispa de un artista que, incluso al borde del final, podía iluminar un estadio entero.

Se las dejo a continuación, y diganme si no ven ustedes, como vi yo, como el final de una vida va brotando de su voz:


Voy a escribir la reseña del film Elvis de Baz Luhrmann para la próxima entrega de Cine de Domingo. Saludos!

No hay comentarios.: