30 de septiembre de 2006

Un enigma Oriental // Capítulo 1


Un enigma oriental
Por Estanislao Zaborowski

Lo que van a leer a continuación es el primer capítulo de mi opera prima. La comencé a escribir el año pasado, pero por priorizar la escritura de cuentos la relegué. Espero que les guste y se vayan enganchando. Saludos. Estanis

Capitulo 1

Apenas finalicé el Bachillerato, decidí venir a Buenos Aires a cursar mis estudios universitarios en Ciencias Económicas.
No fue fácil tomar esa decisión. Mis padres, demasiado sobreprotectores, pusieron bastantes reparos al momento de acceder a mis intenciones. A eso hay que añadirle que tengo muy pocos conocidos aquí. Pero sabía que con el tiempo me aclimataría y aceptaría que este cambio de aire, era el más acertado.
Busqué las posibles opciones donde podía llegar a instalarme.
Los departamentos en alquiler que ofrecían a estudiantes por la zona de la facultad, no me convencían. En primer lugar porque tenia que estar pendiente de todo. Del pago de facturas de servicios, de la limpieza y de las compras. Demasiadas responsabilidades para llevarlas a cabo con el éxito que se requería para vivir en forma ordenada. Si bien no descarté de pleno esa posibilidad, busqué alternativas.
Mis padres me ofrecieron en cierta ocasión, buscarme una residencia estudiantil; un lugar así, sería ideal para solo preocuparme por mis estudios.
En las residencias, todo se encuentra bajo el control de una tutora, quien lleva el seguimiento y la administración del lugar, y del ama de llaves que tiene a su cargo todas las responsabilidades domésticas.
Al comienzo descarté esa opción, intuía que la intención original de mis padres no era mi comodidad, sino el control que podrían tener sobre mí. Sabiendo de antemano que a pesar de la distancia, podían llamar a la tutora en cualquier momento del día y consultarle lo que quisieran saber, es mas, si se les antojaba, podían venir a Buenos Aires e instalarse en la residencia, puesto que algunas de ellas, poseían habitaciones especiales para esas ocasiones.
La opción que más consideraba, era la de vivir con algún amigo que se encontrara estudiando en Buenos Aires, y de esa manera compartir los gastos y las responsabilidades. Esa opción, debo reconocer, si bien fue la que elegí en un primer momento no fue la mas acertada.
Hacia solo dos noches que me encontraba instalado en el departamento de Facundo, un amigo dos años mayor que yo que estudiaba Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, cuando la tercer noche paso lo inexplicable.
Llegué al departamento alrededor de las once y media de la noche, una vez terminada la jornada en el ciclo básico común, que cursaba en el turno nocturno. Cuando apenas había ingresado al departamento, lo encontré a Facundo apoyado sobre la pared lateral a la puerta, semidesnudo con una mujer recostada sobre su pecho, que solo llevaba como indumentaria, una ajustada bufanda de piel de leopardo. Los dos estaban inconscientes. El sostenía sobre su hombro derecho un diminuto objeto oscuro de tono azulado, cuando me acerqué pude dar cuenta de que el extraño objeto era una pequeña araña de goma. Continué caminando y atravesé lentamente el pasillo tratando de esquivar los cartones de vino que encontraban desparramados en el piso. Ingresé al living y al instante di un salto hacia atrás casi perdiendo el equilibrio. Ante mis ojos advertí, un bizarro cuadro digno de una descripción del Marqués de Sade. Allí se encontraban cuatro personas mas, todas ellas desnudas. Las dos mujeres estaban apoyadas contra la pared del fondo, al lado de la ventana, con los hombros y las cabezas hacia el costado, como si una caída efecto domino las hubiera acomodado simétricamente. Acostados sobre sus piernas yacían dos hombres, uno de ellos llevaba cruzando el pecho debajo de las axilas, una gruesa cinta semiplástica, similar a la que utilizan los médicos para medir el ritmo cardiaco de los deportistas. El otro hombre lo conocía. Era Juanjo Carré, mas conocido en Bahía Blanca como “Garotinio”, famoso por su candente romance con una stripper brasileña, ex novia del jugador verdeamarelho de fútbol Renato Ovarrio.
Las dos habitaciones estaban con las luces encendidas y sobre la cama de una de ellas se encontraba Tatiano, el Golden Retrievier de la vecina del segundo piso, que me miraba fijo como intentando explicar lo que había sucedido aquella tarde.
Con todo este espectáculo ante mis ojos, decidí que no era el mejor lugar para quedarme, llamé a Sebastián, uno de mis mejores amigos que vivía con su familia cerca de allí, y pase la noche en su casa. A la mañana siguiente estaba buscando una residencia, sabía que iba a ser la mejor opción.
Buenos Aires era por momentos apabullante, si bien Bahía Blanca es una ciudad relativamente grande, aquí la gente es muy diferente, vive a un ritmo mucho mas acelerado y a mi parecer disfruta menos la vida familiar, quizás producto de esa vorágine con la que se enfrentan todos los días.
Armé un listado de las posibles residencias donde me podía instalar y las fui visitando una por una. Muchas de ellas las anulaba al instante, ya que por su ubicación un tanto alejada del centro, me resultaba bastante complicada de acceder. Con la mayoría debía tomarme mas de un colectivo para llegar a la facultad. Otras simplemente las descartaba, porque no me gustaba el aspecto exterior que tenían.
Entre las residencias que encontré cercanas a la facultad, había dos en el barrio de San Telmo y una en Barrio Norte.
Fui a ver una por una, deseando que alguna de esas tres me convenciera. Las que se encontraban en la Av. Independencia no tenían buen aspecto, eran muy oscuras y no estaban bien cuidadas. A una de ellas se le notaba la falta de mantenimiento y no tenia habitaciones con baño privado. La otra, te recibía con un extenso jardín de invierno que desembocaba en una galería muy acogedora, pero las habitaciones eran muy pequeñas y todas eran compartidas por tres o cuatro estudiantes.
La de Barrio Norte se encontraba a solo cinco cuadras de la facultad, su entrada había sido remodelada hace poco tiempo, y con solo preguntar acerca de las instalaciones, me convenció para mudarme de inmediato.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que el proximo capitulo este terminado pronto ! jajaj
Muy bueno!

Andre

Anónimo dijo...

MUY BIEN ESTANIS!!!

Anónimo dijo...

Es el primer capítulo, hay que dar tiempo a que la novela de suspenso se desarrolle en todo su esplendor. Prefiero opinar cuando lea más de los capítulos. besotes!