20 de septiembre de 2006

El regalo de Tales



La consigna era escribir un cuento donde sucediera algo inesperado, o fantástico. Se me ocurrió introducir a este famoso matemático, a quién se le adjudicó ser el primero en anticiparse a un eclipse. Enjoy!
Saludos
Estanis


El regalo de Tales
Por Estanislao Zaborowski

Sentí una leve brisa a mis espaldas, me incorporé en la silla y miré mi reloj pulsera.
Eran las doce menos cuarto de la noche.
Caí en la cuenta, que habían transcurrido casi dos horas, desde que me levanté a servir un café de la máquina expendedora que se encontraba al fondo del salón.
El ambiente vacío, silencioso y apenas iluminado, invitaba a la concentración. No obstante, el ruido lejano de la enceradora que en ese momento pasaba el encargado de limpieza, impedía que la tranquilidad fuera total.
Era costumbre, que en tiempos de exámenes, me quedara hasta altas horas de la madrugada en la biblioteca, aprovechando que el sector de lectura permanecía abierto las veinticuatro horas.
Traté de concentrarme nuevamente, cuando a los pocos minutos, sentí que me tocaban el hombro.
- Buenas noches, creí que se había quedado dormido leyendo - dijo el encargado.
- Buenas… este, si. Para serle sincero… - respondí mientras me refregaba los ojos con el puño de la camisa.
- No se preocupe, es normal. He visto a varios jóvenes dormir sobre los libros. Parece como si la lectura actuara de somnífero.
- Puede ser, pero no es mi caso. Sucede que a esta hora, por lo general, me encuentro durmiendo en casa, y se ve que mi cuerpo no está acostumbrado al cambio de horario tan repentino.
- Tengo aquí mismo la solución para su problema - dijo, mientras sacaba del bolsillo del pantalón un paquete de caramelos.
- No, gracias. Con el café fue suficiente. Además no creo que un caramelo me quite el sueño - respondí deseando que terminara la conversación, para así volver a mis ejercicios de geometría.
- Es que este no es un caramelo normal. Es un caramelo para fijar los conocimientos.
- Disculpe que sea grosero, pero ningún caramelo fija conocimientos y en particular no creo que me ayude con el Teorema de Tales.
- Yo se lo dejo, y usted decide.
Dicho esto, el encargado se dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta. Cuando traté de seguir con la mirada sus pasos, pareció desaparecer en la oscuridad.
“Fijar los conocimientos”, pensé mientras jugaba con el dulce entre mis dedos.
Retomé los ejercicios, tratando de no pensar en el misterioso encargado, cuando casi por reflejo, me encontré desenvolviendo el caramelo. Lo observé por unos segundos con curiosidad y me lo metí en la boca. Era de frutilla.
Otra vez la brisa que me hizo levantar la mirada, pero esta vez no me encontraba en la biblioteca, sino en un parque. No, no era un parque.
Era como una vasta extensión de bosques, poblados de árboles de distintas especies, algunas de ellas que jamás las había visto antes.
La luna llena en lo alto del cielo despejado, alumbraba todo con una intensidad asombrosa. Tal es así que alzando la vista por sobre los árboles, se podían identificar las estrellas más conocidas e incluso se podía observar con claridad la vía láctea.
Estaba sentado sobre un tronco caído, cuando de repente, escuché unos pasos. Alguien se acercaba.
Me quedé duro. No respiraba. Bueno, si respiraba, pero el hecho es que parecía no hacerlo. Mi corazón se detuvo y sentí como la sangre me recorría las venas a una velocidad tal, que podía notar como fluía.
- Tranquilas y apacibles noches le deseo - escuché a mis espaldas.
Tragué saliva, giré y noté como un anciano de blancas túnicas me dirigía una sonrisa amplia y radiante.
- Grmñm – atiné a murmurar.
- Disculpe si lo he tomado por sorpresa, no era mi intención interrumpir sus meditaciones – dijo mientras estiraba su barba blanca y tupida.
- ¿Donde estoy?
- Pues donde sus pensamientos lo transporten. Aunque en realidad se encuentre en Mileto.
- ¿Mileto? ¿En la ciudad griega de Mileto?
- Ajá, ¿Sorprendido?
No daba crédito a lo que estaba escuchando, se suponía que estaba en la facultad estudiando cuando…
- Quiero creer que no habrá estado fumando esas hierbas medicinales que lo dejan a uno tumbado. ¿No es así?
- No. Mejor dicho, no exactamente. A decir verdad, creo que fue un caramelo.
- ¿Un caramelo? Interesante. ¿Qué es un caramelo?
- Discúlpeme, pero su nombre es…
- No me he presentado aún. Mi nombre es Tales.
- ¿Tales de Mileto?
- Si mi nombre es Tales y mi residencia es Mileto, se podría fácilmente deducir que está usted en lo cierto.
- ¡Por supuesto! ¡Para usted es fácil deducirlo, puesto que es el primero de los siete sabios de Grecia! ¡El primero en sentar las bases del razonamiento deductivo con el fin de explicar los fenómenos naturales!
- ¿El primero en que? – el viejo abrió los ojos como dos limones.
- No importa, me precipité un poco.
- Son esas hierbas, ya se lo dije.
Aunque me costaba asimilar el encuentro, me dejé llevar por mi imaginario y atípico sueño. Ese caramelo de seguro contenía algún tipo de fármaco que provocaba algo similar a tener alucinaciones, que le hacían creer a uno que lo que sucedía era real.
Conversamos de diversos temas, entre ellos, su teoría basada en la geométrica observación del movimiento de los planetas y sobre su predicción acerca de un eclipse que según él, acontecería muy pronto. Y para que recordara el hecho, me regaló una especie de bolilla de hierro con dos puntas, una muy fina y otra mucho mas gruesa, muy similar a lo que hoy en día conocemos como compás.
Una helada brisa me recorrió la espalda, provocándome un escalofrío que me arrojó de nuevo a la realidad de mis libros. Mi reloj marcaba las dos y media de la mañana.
El sueño duró casi tres horas, pero me pareció como si hubiera estado fuera durante una larga jornada.
Me levanté y fui hasta el baño que se encontraba a pocos metros. Refregué mi cara con agua fría para despabilarme y volví a mis ejercicios. Por lo menos ahora entendería mejor los términos geométricos que mencionan los libros.
Al sentarme, sentí una punzada dentro de mi pantalón. Metí la mano en el bolsillo y para mi asombro hallé un objeto que me resultaba familiar. El regalo de Tales.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Este me había gustado. besos Estanis!!!!!!!

Anónimo dijo...

Muy bueno el cuento y la ilustracion!, descriptivo(muy a tu estilo) y fantastico, bien logrado!
PD: las ilustraciones son muy lindas, sugerencia: no estaria bueno ponerle ilustraciones a los cuentos que tienen tu foto..?
Espero que sigas produciendo y mucho!
Como ya no tengo la previa de lo que escribis ni los famosos adelantos que solias mandarme.....bueh..asi que no se con ideas creativas andas... JAJAJA!
Andrea

Anónimo dijo...

No podías dejar de lado tu mundo matemático ¿no?
Muy bueno Estanis.
Despues el borracho soy yo.

Anónimo dijo...

Me encantaría que existiera un caramelo con ese poder. Sigo insistiendo en que describís las situaciones de una forma muy buena.