31 de diciembre de 2011

Orhan Pamuk: “Convertir palabras en imágenes es esencial para escribir y leer”

La obra es el resultado de las ponencias Charles Eliot Norton que Pamuk dio en la Universidad de Harvard en 2009, un prestigioso evento anual que se inauguró en 1925. Se trata de una confesión íntima y técnica del autor sobre el arte de la novela y –también– sobre el arte de leer novelas. Un puñado de convicciones claro pero sorprendente guía el desarrollo de los seis ensayos. Pamuk cree que “las novelas son segundas vidas” y que el objetivo supremo al escribir y leer es “alcanzar una inmensa felicidad”.

El primer ensayo declara: “Cuando nos sumergimos en una novela...tenemos la sensación de que el mundo ficticio que descubrimos es más real que el propio mundo real”. En manos de un pensador liviano esto podría ser el prólogo de la charla patética de un filósofo de café, pero en manos de Pamuk terminamos recordando cuán extraordinaria es la novela. Clarín dialogó por teléfono con Pamuk antes de su viaje a Buenos Aries. No estaba en su Estambul natal —donde siempre lo custodian guardaespaldas por sus declaraciones sobre el genocidio armenio en Turquía durante la Primera Guerra Mundial— sino en Manhattan, donde enseña literatura un semestre por año en la Universidad de Columbia. Contó que esperaba el viaje ansioso porque para él la ciudad es un mito. La forma de hablar de Pamuk emula su apariencia física: es pragmático, un poco severo, inteligente y abierto pero no muy cálido.

-¿Al escribir este libro descubrió algo nuevo sobre el arte de la novela que no estaba explícito antes?
-Las ideas toman su forma final cuando las escribís. Yo tenía información, experiencia y una historia de lecturas, pero no conformaban un libro. Cuando Harvard me pidió preparar estas ponencias mi primera sensación fue: “Esta puede ser la única oportunidad en mi vida para juntar todos mis pensamientos, todo lo que aprendí de leer y todo lo que experimenté en treinta y cinco años de escribir novelas”. De manera naíf, todos los pensamientos del libro ya estaban en mi mente. Pero necesitaba ser sentimental, calculador, pensante al considerar mis ideas mientras las escribía. De alguna manera, esto es mi declaración sobre la literatura. Pero también es un libro muy personal. No soy ni quiero ser un teórico, sino que presento qué es lo importante para mí cuando uno lee una novela y cuando uno la escribe.

-¿Cómo se imagina este libro en manos de un joven de 22 años que decidió ser novelista?
-Creo que el libro se trata más de la experiencia de ser novelista y menos de una reconsideración sobre todas las teorías sobre la novela. Por otro lado, también se trata de ideas sobre la novela que no son muy populares o muy obvias, que no están en discusión. Por ejemplo, creo que al leer una novela uno convierte palabras en imágenes. Siempre hacemos esto y se olvida demasiadas veces: que primero hay fotos o imágenes en la mente del escritor, que las convierte en palabras; y después el lector lo revisa y reinventa esas imágenes en su imaginación. Esta capacidad, esta alegría de convertir palabras en imágenes es esencial para escribir y leer una novela. Por supuesto, al fin, este es un libro –pensé– que sería accesible y disfrutable para todos los que leen novelas. Pero también uno quiere que la nueva generación lo lea en todo el mundo. Se está traduciendo a varios idiomas, pero quiero ser modesto: es como yo veo la novela. Es mi forma de entenderla.

-¿Cómo cambió su relación con la lectura a través del curso de su vida? ¿Por ejemplo, con su novela favorita, “Anna Karenina”?
-Muy pocos libros son tan grandiosos y buenos como Anna Karenina . Semanas atrás la estuve enseñando en mi curso en la universidad de Columbia. La leí cuando tenía 21, en Turquía, hace ya casi 40 años. La conoco de memoria. . Tal vez sea la más grande de todas. Pero, en fin: ¿podrías repetir la pregunta?

-Leer de joven es distinto a leer de viejo. ¿Qué dice eso sobre la novela?
-Bueno, cuando releés te vas dando cuenta de que la mayoría de las cosas que leés en una novela te las olvidás. Pero recordás una impresión: la alegría, el gozo. La sensación de descubrimiento que esa novela te dio. Muchos de los detalles se olvidan. La segunda vez que leés la novela, prestás atención a otros detalles. En una primera lectura uno presta atención a datos como quién se va a casar con quién. En las lecturas subsiguientes comenzamos a charlar con el libro. Me importa mucho la relectura porque redescubrís el libro, pero también porque te das cuenta de que cambiaste. En mi juventud leía como un animal hambriento que se devoraba todo. Sólo para tener una idea de lo que estaba pasando en el mundo. Ahora, más tarde en la vida, leo más lento y le presto atención a detalles mínimos, pequeñas coincidencias; le presto más atención a objetos y colores.

Gentileza Revista Ñ

25 de diciembre de 2011

"La familia Sempere todavía tiene muchos secretos que desvelarnos"

La entrevista de RTVE.es de los lectores a Carlos Ruiz Zafón. Espero que les resulte interesante. Saludos!


CRZ: Hola a todos. Encantado de estar aqui para charlar con vosotros.


Lector: Hola Carlos! Qué tal? Quería decirte que eres uno de mis autores favoritos. Si "La Sombra del Viento y el Juego del Ángel" fueron dos novelas increíbles, de esta novela no me esperaba menos de ti, me ha encantado...y me has dejado con la intriga de que pasará en la próxima entrega...mi pregunta es: ¿cuándo creas los personajes, en que te basas? Espero que pronto nos deleites con la nueva entrega. Un saludo!!

CRZ: Hola Cristina, y muchas gracias. Los personajes a menudo estan basados en parte de mi mismo o de mi experiencia personal, de cosas que he observado a mi alrededor e incluso, en casos donde no hay nada que pueda darle a un personaje que venga de la experiencia personal, de la pura imaginación.

Lector: Tuve la oportunidad de leerme uno de tus libros,concretamente "Marina",me gustaría saber en qué te inspiraste para escribirlo y como conseguiste llegar a esa historia.Tengo que decir que me gustó bastante el libro,por lo que te doy mi enhorabuena.

CRZ: Marina es una historia que tiene mucho que ver con mis recuerdos de juventud y que yo asocio a ese momento de la vida en que te empiezas a dar cuenta de que esa parte de ti esta empezando a quedarse atrás aunque tú no quieres que se marche... es un libro al que tengo un afecto especial.

Lector: Como ávida lectora de sus novelas, quería darle las gracias por tantos momentos agradables. Ha conseguido que lugares como el cementerio de los libros olvidados pasen a formar parte de mis sueños... ¿Qué queda del Ruiz Zafón del 'Principe de la niebla' en su nueva novela? Estoy deseando que caiga en mis manos 'Prisionero del cielo'. Gracias

CRZ: Yo creo que en esta nueva novela hay todavía muchas cosas de aquel lejano príncipe de la niebla, sobre todo las ganas de contar una buena historia de esas que se escuchan a medianoche junto al fuego con la promesa de aventura, intriga y emoción. Espero que te guste.

Lector: Hola, un placer charlar con usted. Antes de nada, decirle que usted tiene parte de culpa de que mi hijo de 2 años y medio se llame Daniel, otra parte de culpa la tiene Don Miguel Delibes por "El Camino".
En los dos libros anteriores hemos conocido a dos generaciones de los Sempere, ¿terminará la saga con el hijo o quizás el nieto de Daniel?

CRZ: La familia Sempere todavía tiene muchos secretos que desvelarnos y confio en que puedas saborearlos en la próxima entrega, que de momento esta "en construcción"...

Lector: Antes de nada quería expresarle mi gratitud por recordarme que la lectura es un laberinto mágico que nos transporta a otros mundos tan maravillosos como el de Marina o La sombra del viento. Mil gracias. Ahora la pregunta: Fermín es mi personaje favorito. En quién se inspiró para crearlo? Hasta que punto su realidad se entremezcla con la del cementerio de los libros olvidados? Muchas gracias. Un saludo

CRZ: Gracias a ti. Fermin es un pequeño diablillo que habita en mi cerebro de forma permanente y que es una parte de mi mismo. Es una encarnación de mi sentido del humor y también de cierto modo de ver las cosas. Es un personaje que me resulta muy próximo y me alegro de que hagais buenas migas...

Lector: Hola Carlos, me consideró un gran admirador tuyo. Me encantaron las 4 novelas que escribistes, sobre todo El Príncipe de la Niebla y Marina. Quería preguntarte si algún día volverás a escribir para un público más juvenil. Un abrazo.

CRZ: Nunca se puede decir de este agua no beberé. De momento estoy liado con estas 4novelas del cementerio de los libros olvidados, pero si encuentro una historia que me parezca pertenece al género juvenil no tendré reparo en intentar sacarla adelante. Suerte con tu novela y animos.

Lector: Te conoci hace poco gracias al el libro principe de la niebla me gusta leer aunque no tengo muchas ocasiones y fue un libro que me gusto bastante por no decir que es mi libro favorito.
Mi pregunta es. que consejo le darias a un joven con ganas de escribir un libro?

CRZ: Te aconsejaria leer mucho, y leer sin prejuciios, para aprender y ver como otros escritores hacen las cosas y trabajan el oficio, y sobre te aconsejaria escribir mucho y mucho, porque las cosas se aprenden en la experiencia y en el trabajo. A veces hay que escribir muchas páginas que nadie leerá antes de poder escribir una que lean los demás. Que eso no te desanime. Poco a poco y a tu ritmo. Animos.

Lector: Soy una gran fan del " Cementerio de los Libros Olvidados" me he leído los tres libros publicados hasta el momento: La Sombra del viento, mi libro favorito entre todos, El juego de ángel y por último, hace unos días El prisionero del Cielo, donde volvían de nuevo las aventuras de Daniel y Fermín, tengo dos preguntas por tanto:El prisionero del cielo, deja un final muy abierto e interesante ¿Tienes previsto otra continuación? ¿Podremos gozar de ver sus libros en la gran pantalla? Gracias por escribir y enhorabuena por tu éxito, te lo mereces

CRZ: La historia se cerrará en el cuatro y último libro de la saga, en el que estoy trabajando ahora mismo. Y creo que la mejor y mayor pantalla es tu imaginación, donde la novela se proyecta con la mejor fotografia y el mejor sonido. Nos vemos en el gran finale y gracias por tus palabras.
Alejandro. Extremadura, Badajoz
Buenas tardes:

Lector: Soy Alejandro, tengo 15 años y hace poco mi profesor de Lengua y Literatura nos ha iniciado a la lectura de su obra "La sombra del viento".
Más que una pregunta, lo que quiero decirle al señor Ruiz es lo siguiente:
¿Cómo ha conseguido que me esté encantando el libro?
Al principio, pensé que la historia no iba a ser de mi gusto, pero al comenzar a leer, reconocí mi error. Es usted un impresionante escritor. Tenemos que darle gracias al mundo por crear a artistas como usted.

CRZ: Gracias a ti. Lo mejor que le puede pasar a un escritor es encontrarse con lectores como tú. Espero que sigas leyendo y disfrutando del mundo de la literatura durante muchos años

Lector: ¿Habrá más libros? He de decirte que tu libros me han encantado!

CRZ: Abran libros mientras el cuerpo aguante. De momento pronto la cuarta y final entrega de la saga del cementerio de los libros olvidados. Espero que estes alli para disfrutarlos.

Lector: Me gustaría preguntarle si se animará en venir a mi país. De verdad es uno de los mejores escritores que he leído en estos últimos tiempos. En sí, ¿qué cree que le falte al periodismo para poder tener una prosa casi literaria sin caer en la ficción?

CRZ: Saludos al Peru. Ojala pueda visitar su pais pronto. En cuanto al periodismo y su prosa, creo que la literatura tiene sus puntos de encuentro pero son cosas diferentes.

Lector: Hola Carlos ¿Has hecho "de incógnito" alguna de las Rutas nocturnas que se organizan en BCN sobre tus libros? ¿Que te parece esa iniciativa?

CRZ: No las he hecho, pero me parece muy interesante la idea de redescubrir ciudades e historias a través de la literatura y la imaginación.

Lector: En el Juego del ángel me quedé perdido por el destino que tuvo el protagonista ¿no fue excesivamente sobrenatural el desenlace? ¿Vamos a conocer por otra parte, cuál es el origen del cementerio de los libros olvidados? ¿Te inspiraste en el bosque de los hombres-libro de Farenheit 451?

CRZ: Creo que si lees El Prisionero del Cielo comprendarás que era lo que estaba pasando realmente en El Juego del Angel y que lo que parecía sobrenatural en realidad era algo muy diferente. Esta nueva novela te brindará las claves para reinterpretar aquella novela y te ofrecerá una perspectiva totalmente nueva sobre toda la saga

Lector: Hola Carlos. Sigo las novelas de 'El Cementerio de los Libros Olvidados' desde hace tiempo y esperaba con ilusión esta última entrega. Podría deshacerme en halagos hacia ti,pero me llevaría demasiado tiempo. Por ello,solo te pido qué consejos darías a quien escribe en sus ratos libre y tiene proyectos de futuro algo más ambiciosos que solo eso. Mil gracias.

CRZ: Muchas gracias por tus palabras. Te aconsejaria perseverancia y que disfrutases con el acto de la creación, con lo que sucede dentro de ti mientras escribas sin pensar en lo que pasará con lo que hayas escrito despues. Suerte y animos

Lector: Hola, soy Fernando de Madrid y tengo 16 años. Antes de nada me gustaría felicitarle por su maravilloso nuevo libro (que devoré en un día) y expresarle mi enorme gratitud por haberme descubierto el mundo de la literatura! Desde que leí la Sombra del Viento el año pasado, me aficioné sus libros y todos ellos me han fascinado. Sin duda mi favortito fue "El juego del angel", ya lo he releido más de 3 veces.
Mi pregunta esta relacionada con el proceso que utiliza para escribir libros ¿Tiene un esquema de lo que va a suceder, es decir, sabe los giros que va a tomar la historia y su final? ¿O, por el contrario, va decidiendo el rumbo de la historia segun escribe los capitulos? Le leo y le sigo mucho. Gracias por darme tantos buenos momentos

CRZ: Gracias a ti. La verdad es que trabajo siempre con mucha planificación, pero voy haciendo cambios sobre la marcha y sobre todo reescribiendo mucho. Un abrazo.

Lector: Quando empiezas a escribir ya tienes la historia pensada o va surgindo à medida qué escribes?

CRZ: La tengo casi toda pensada, pero a medida que avanzo voy haciendo cambios y surgen nuevas ideas y nuevas posibilidades que voy explorando hasta llegar a tener lo que creo es la mejor de las soluciones.

Lector: Si fueras un super héroe, ¿cuál sería tu poder especial?

CRZ: Mi poder sería poder escribir mucho mejor de lo que escribo. Y si además pudiese volar, pues que te voy a contar...

Lector: Estimado Carlos, ¿no le da la impresión de que hay un entumecimiento general en cuanto a los temas y los autores del mercado literario español, aunque poco a poco parece que va remitiendo? ¿Qué opina sobre las webs de autoedición como alternativa a las editoriales de toda la vida, que parecen ser tan herméticas? Muchas gracias y enhorabuena.

CRZ: Creo que cualquier alternativa que exista para que los nuevos y jovenes escritores den a conocer su voz es válida. Los canales tradicionales, como bien dices, distan mucho de ser perfectos. En manos de quienes suben esta el intentar cambiarlos. Al ataque, que hace falta aire fresco.

Lector: ¡Hola! Me llamo Laura, tengo 18 años y soy estudiante de 1º de Periodismo. He de decirle que es usted mi escritor favorito, me he leído absolutamente todos sus libros, y siempre espero impaciente su próxima publicación, de hecho, "El Prisionero del Cielo" lo reservé en mi librería habitual con bastante antelación.
Admiro muchísimo su estilo al escribir, la forma en la que enhebra las palabras y teje las historias. Actualmente estoy trabajando en una novela de misterio, y usted es mi principal inspiración a la hora de escribir. Espero que algún día pueda llegar a dar a luz libros como los suyos, de esos que marcan un antes y un después en la vida del lector (y, por supuesto, del escritor), como me pasó a mí con "La Sombra del Viento" hace varios años.
Me gustaría de veras que visitase las Islas Canarias para una firma de libros o una conferencia. Desde aquí le invito a que pase por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, en Tenerife, donde le aseguro que tendría una muy calurosa acogida.
Un saludo, y gracias por entregarnos en cada uno de sus libros un poco de vida.

CRZ: A ver si es verdad y puedo volver a esas islas maravillosas pronto. Mucha suerte con tu carrera y no te rindas.

Lector: ¡Hola Carlos! Soy una chica de quince años, de Barcelona. Me encantan tus libros, me los he leído todos, pero creo que sin duda alguna el que más me ha gustado ha sido "La sombra del viento". ¡Cuando vi que la novela nueva continuaba con Sempere y Fermín no sabes cuanto me emocioné! Ya lo he comenzado, y de nuevo me has enganchado con esa atmósfera de misterio que logras en todas las historias. ¿Te inspiras en algo para conseguirla, o todo surge de tu cabeza?

CRZ: Gracias. Todo surge de la cabeza, por supuesto, aunque uno siempre se basa en vivencias, recuerdos y en experiencias propias para dar vida a los personajes y a la historia. Que sigas disfrutando de la literatura.

Lector: He leido, practicamente casi toda su obra, luego de haberme bebido, en pocos dias, "La sombra del viento", sin duda, ha sido esta la que mas me ha gustado, teniendo la necesidad de recomendarla a la mayoria de mi familia y amigos... Luego, he preferido comprar varios volumenes y regalarlos para estimular la lectura, haciendo recalcar en unas notas adjuntas, palabras como estas : "Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribio, y alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con el. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus paginas, su espiritu crece y se hace fuerte."
"Cada libro que ves aqui ha sido el mejor amigo de alguien".
"...pocas cosas marcan tanto a un lector como el primer que realmente se abre camino hasta su corazon. Aquellas primeras imagenes, el eco de esas palabras que creemos haber dejado atras, nos acompañan toda la vida y esculpen un palacio en nuestra memoria al que, tarde o temprano - no importa cuantos libros leamos, cuantos mundos descubramos, cuanto aprendamos u olvidemos - vamos a regresar."
Son muchas las notas que inclui en cada ejemplar regalado, porque amo los libros y senti que era necesario hacer enfasis en estos mensajes que, de manera altruista, hace el autor de la obra, para estimular la lectura en las nuevas generaciones.
Siento que esta labor pedagogica, fue uno de los ingredientes importantes que en mi calo profundo.
La pregunta es: Esa ha sido una de sus intenciones al comenzar escribiendo obras para adolescentes?
Un abrazo grande y mis saludos desde esta ciudad estremecedora.

CRZ: Sienpre he intentado comunicar a los lectores el amor y el respeto por los libros, por la literatura, el lenguaje y las ideas, tanto en las novelas juveniles como en las adultas. Confio en poder seguir escribiendo historia que inspiren a los lectores a adentrarse más en el mundo de la lectura.

Carlos Ruiz Zafón
Muchísimas gracias a todos por vuestras preguntas. Y disculpas a todos aquellos cuyas preguntas no me ha dado tiempo responder. Sale mi tren (el AVE) dentro de pocos minutos y tengo que salir corriendo hacia la estación. Un abrazo a todos y deseos que continueis disfrutando de los libros y de la literatura muchos años. Nos vemos en los libros

Fuente: RTVE.es

20 de diciembre de 2011

Mentira la verdad: Lo real

Excelente programa del canal Encuentro de Argentina.
Espero les guste
Saludos!

Sinopsis: Estamos acostumbrados a tener una particular mirada sobre el mundo y, en ocasiones, nuestra forma de pensar nos parece inobjetable. Sin embargo, ¿qué sustenta nuestras ideas? ¿Hay una sola forma de pensar la realidad o el estado de las cosas? Con el discurso filosófico como aliado, Darío Sztainszrajber desarrolla, problematiza y pone en tensión diferentes supuestos sobre la historia, la belleza, el amor, la felicidad, la identidad y otros temas.

Mentira la verdad, un programa hecho para jóvenes pero para consumir a toda edad, una propuesta para reflexionar sobre lo que respalda nuestros juicios de valor pero también para pensar las razones que,
a lo largo de los años, han hecho visibles algunos hechos sobre otros y sustentado las historias que nos cuentan sobre un país, una región, una sociedad. Mentira la verdad recibió el Japan Prize 2011, premio que destaca programas educativos de todo el mundo.

Parte 1



Parte 2

15 de diciembre de 2011

Lo que importa no es el libro, sino la lectura

Excelente artículo de Ariel Torres, redactor de la sección de Tecnología del diario La Nación de Argentina.
Saludos!

Cory Doctorow no podría tener más razón cuando, en el prólogo a su multipremiada novela Someone Comes to Town, Someone Leaves Town, dice que hay que ser muy poco imaginativo para conjeturar que en el futuro habrá dispositivos de lectura que simularán la experiencia del libro de papel. Unas líneas más abajo admite, con la humildad de los que saben en serio, que "el negocio y la práctica social de los e-books será mucho, pero mucho más extraña que eso (...). De hecho, creo que probablemente será demasiado extraña para que podamos imaginarla hoy".

Cory no es uno de esos gurús que con solemne religiosidad venden humo de colores. Medio millón de copias de su primera novela se distribuyeron sin cargo en forma electrónica. Medio millón. Cualquiera anticiparía que eso afectó las ventas de su libro. Pero ocurrió exactamente lo contrario. Someone Leaves Town va por la quinta reimpresión.

Ouch.

Pero no voy a hablar de cómo diseñar modelos de negocio correctos en un mundo donde todo lo que llamamos información se ha convertido en cadenas de unos y ceros. No aquí, al menos.

Hay algo más, más profundo, quizás más complejo y más perturbador, y que debería preocuparnos más que el aspecto y la forma de comercialización de los libros del futuro. Me refiero a la lectura.

Difícil, aburrido, agotador
En varias ocasiones durante los meses últimos, quizá por el debate que coordiné en agosto para LA NACION en el Malba sobre e-books, me he encontrado conversando con gente de la tecnología y de la cultura sobre el futuro del libro. Y uno de los interrogantes sobre los que insistí es: ¿Pero qué nos importa en realidad, el libro o la lectura?

Sí, ya sé. Parece una obviedad. Nos importa la lectura. Que los chicos lean y todo eso. Pero una de las cosas geniales de las obviedades es que podemos tenerlas delante de las narices durante siglos sin percatarnos de que esconden alguna clase de secreto. Por ejemplo, el Sol no sale sobre el horizonte. Es la Tierra la que se está moviendo. Ya sabe lo que este simple hallazgo causó en su momento.

La lectura, me temo, oculta una clave parecida. Queremos que los chicos lean libros, ¿no? Bueno, hasta donde recuerdo, y quizás alguien tenga una experiencia diferente, aprender a leer no es ni remotamente fácil. Respirar es fácil. Correr es fácil y divertido. Reírse es fácil, divertido y contagioso. Que te cuenten una historia es de lo más lindo que hay. Recuerdo que solían contarme cuentos antes de dormir. Esto hizo que con el tiempo empezara a imaginar mis propias historias, mientras intentaba conciliar el sueño. Así que incluso escribir es más fácil que leer. (Dicho sea de paso, los que escribimos profesionalmente pasamos mucho más tiempo trabajando en la cabeza que en el teclado; tipear es la parte sencilla del asunto.)

Así que vamos a aclarar algo de una vez. Leer es difícil y aburrido para un chico. Difícil, aburrido y agotador.

Sí, sí, es muy bueno que lean libros, pero no alcanza con predicarlo, e intentar incentivar la lectura conduce a una paradoja.

Deme solo unos minutos más.

Tarzán y el Capitán Nemo
Recuerdo que cuando la primaria ya me había aclarado qué significaban esos signos sobre el papel, mi padre decidió que era hora de que abandonara las historietas y leyera libros. Mejor intencionado que asesor literario, me abrumó primero con Tarzán de los Monos y luego con 20.000 Leguas de Viaje Submarino. Recuerdo también mi primera impresión luego de intentar con esos volúmenes: Nunca jamás voy a poder leer libros. Nunca.

Esas dos obras tenían un número de problemas para un chico, como constaté muchos años después. Primero, el número de páginas era descomunal. La letra era pequeña. Y aquella traducción de Verne podría haber arrasado con mi neocórtex, si hubiera persistido en soportarla a tan corta edad.

Por suerte, tiendo a desobedecer. Y soy un hombre afortunado. Fue así como encontré, tras la segunda mudanza que experimenté de pequeño, una caja repleta de unos libros que, calculo que por higiene cultural, habían sido erradicados de la biblioteca, que en la nueva casa pasó a ocupar su propio cuarto.

La caja, exiliada al altillo, contenía una docena de libros de ciencia ficción de la más baja estofa, con coloridas tapas que mostraban monstruos horribles y astronautas de escafandra reluciente, nave espacial inverosímil y novia rubia.

No pasaban nunca de las 120 páginas, en el más desproporcionado de los casos, y la letra era bien grande. Las historias, bueno, qué le puedo decir. Todos los clichés y un poco más.
Es decir, me encantaron.

Les debo mucho, además. Si no hubiera sido por ellos, nunca habría llegado a Flaubert, Dostoievski, Cortázar, Böll, Yourcenar, Rulfo, Salinger o Mishima. Les debo, de hecho, mi profesión, porque leer me llevó un día a preguntarle a mi madre exactamente cómo se hacían los libros. Aprendí entonces que alguien los escribía, y me puse a hacerlo. A los 10 años ya había llenado una pila de cuadernos Rivadavia de cien hojas y tapa dura con la Bic azul gruesa que a mí me gustaba.

En el nombre de la Rosa
Por supuesto, conservo esa colección de libritos descastados. Me permiten recordar algo elemental. Leer no está en nuestros genes. Oír y entender el lenguaje, sí. Leer, no.

Leer requiere un esfuerzo visual (leemos con la parte del ojo que ve detalles) y entrenar al cerebro para que use un área que se dedica a reconocer formas para extraerles significados que nada tienen que ver sus formas. Aprender a leer libros da trabajo, y a ningún chico en este planeta (y a mí menos que a ninguno) le gusta hacer esfuerzos. Todavía hoy tengo presente el día en que leí mis primeras 20 páginas. ¡Lo había logrado! ¡Veinte páginas! No lo podía creer.

Esa colección de poca monta, puesta a un lado para no infectar la mente del futuro lector con tonterías por debajo de Burroughs o Verne, me ha enseñado que la única forma de que alguien haga un esfuerzo es motivándolo.
El placer suele ser un gran motivador, anote.

Alambre de púa
Cuando terminé de leer esa sarta de lugares comunes y de blondas chicas salvadas de monstruos espantosos por héroes con armas de rayos láser me empezó a ocurrir algo muy raro.
Echaba de menos leer.

Como ahora sabía lo que era la ciencia ficción, rebusqué en la biblioteca por más libros de esa clase. Reincidí con las 20.000 Leguas -¡ay, los mandatos!-, pero el efecto fue igual de nocivo; ya dije por qué. Sin embargo, encontré otros libros más prometedores. Las tapas eran coloridas, aunque sin ilustraciones altisonantes, y la letra no requería una lupa. Los veteranos recordarán las colecciones Nebulae y Minotauro. Sus volúmenes eran más grandes que los libritos de la caja, y en general tenían más páginas, pero esto, ahora, ya no me inquietaba. Por el contrario.

Llegaron así a mi vida Asimov, Clarke, Bradbury, Sturgeon, Heinlein, van Vogt, Wyndham, Lovecraft (y buen susto me pegué) y Matheson (lo mismo).

Para entonces, estaba atrapado. Habiendo superado el entrenamiento inicial, cuando la lectura se ha vuelto una segunda naturaleza, nadie dejará esta práctica ni por todo el oro del mundo. Esa es la razón por la que los que somos lectores de libros de papel también leemos mucho en e-books. Porque lo que importa no es el libro, sino el milagro de la lectura.

Oh, sí, bueno, espere, claro que me gustan los libros de papel. Los amo. Ya lo he dicho. Y ya me han criticado por decirlo. Es más: perdemos ciertos derechos fundamentales al pasar del libro al e-book.

Seamos honestos, no obstante. Si durante los últimos 500 años la literatura hubiera venido impresa en rollos de alambre de púa, amaríamos el alambre de púa. Este amor es temporal. El otro, el de la lectura, es el que me preocupa.
Porque, ¿qué es leer?

Gracias, Harry
Sabemos qué no es leer. No es aburrido. No es difícil. No es ningún esfuerzo. No es agotador. Todo lo contrario. ¿Cuántas veces nos quedamos hasta cualquier hora para terminar esa novela de 570 páginas? ¿No le ocurre con un buen libro que no quiere que se termine, y eso que es de tamaño asteroide?

Ningún lector dejará un buen libro sobre la mesa ratona para decir: "Me siento cansado de leer, mejor pongo la tele". Quizá diga: "Me siento cansado para leer, mejor pongo la tele". Son cosas bien diferentes. Uno puede estar cansado para hacer algunas de las cosas que más le gustan en la vida.

¿Cómo es posible que algo que nos dio tanto trabajo aprender se convierta en uno de los mayores placeres de la vida y, a la vez, uno que, se dice, constituye una ventaja competitiva fundamental?
Este es uno de los grandes escollos del asunto. Estamos mezclando dos cosas y tratamos de resolver una paradoja. Cuando nos empecinamos en que los chicos lean libros argumentamos que leer es algo bueno y conveniente. Sí, está bien, pero eso no interesa para nada. Uno se enamora de la lectura, y el amor no se puede forzar. De hecho, el amor muchas veces no es conveniente.
Si aquella caja no hubiera estado escondida en el altillo, desterrada, hasta cierto punto prohibida, tal vez no le habría prestado atención.

El silencio de las bibliotecas
Me dicen a menudo que sólo Harry Potter ha logrado que una hija o un sobrino empiecen a leer. Bueno, lógico. ¿O pretendían lograrlo con Góngora?

Harry Potter es pura aventura, ocurre en la escuela, hay malos y buenos, sin medias tintas ni sutilezas psicológicas, y además está razonablemente bien escrito. ¿Es gran literatura? No. Pero es un portal que le ha permitido a millones de chicos atravesar el extenuante entrenamiento que los convierte en lectores. Parece diseñado para eso.

Leer un libro (no un título o medio párrafo) es un proceso muchísimo más extremo de lo que parece. Se puede trabajar todo el día oyendo (no escuchando) música, con la tele prendida, y hasta hablando por teléfono (si lo sabré). Pero cuando leemos no podemos hacer ninguna otra cosa. ¿Por qué cree que son tan silenciosas las bibliotecas?

Leer, lejos de lo que parece, no es un proceso pasivo. La literatura es iniciada por un escritor, pero realizada por el lector. El libro que usted lee no es el mismo que lee su vecino, aunque sea el mismo texto. Cualquier lector sabe que releer es reescribir ese libro en la conciencia.

Esta idea dislocada de que leer se parece a ver la tele o a poner música bajita de fondo es lo que lleva a tantos tropiezos a la hora de enseñar el placer de la lectura.

Leer no sólo es construir de nuevo lo que el autor, exquisita pero vanidosamente, ha plasmado; es hacerlo de un modo único. Mire a alguien leer. Notará que está casi perfectamente quieto, apenas muestra algunas expresiones faciales cada tanto y mueve los ojos de lado a lado. En ningún otro momento nos comportamos así, excepto cuando soñamos.

También sabemos que sólo hay dos instancias en las que un chico se queda quieto tanto tiempo. O está enfermo o está leyendo.

Miremos más profundamente el fenómeno de la lectura. La persona está pasando la vista por una delgada hilera de dibujitos negros sobre el papel blanco. Si hay algo desalentador de la lectura, para un chico, es la falta de ilustraciones. ¿No lo recuerda, acaso?

Leer es transformar esa maciza y en apariencia monótona masa de marcas en imágenes sublimes y emociones intensas. El milagro es doble, por lo tanto, porque el aspecto exterior del texto debe ser así de hosco para no interferir en este portento que estamos viviendo. Es decir: el texto es invisible para el lector. Este es el secreto que nos olvidamos de decirles a los chicos. Quizás, entusiasmados con la idea de ver cómo las áridas páginas se esfuman, concederían en dedicarle tiempo. No los defraudaríamos, pero sería una verdad a medias.
Las páginas no se esfuman, transmutan.

Ajá, ¿pero para qué sirve leer?
Creo que, además, tampoco tenemos muy claro por qué queremos que los chicos lean libros, que se conviertan en buenos lectores. ¿Por qué eso y no leer epígrafes o tweets? ¡Estamos en el mundo digital, éste es un suplemento de tecnología, qué es todo este jaleo con la lectura de libros! ¡YouTube rules!

Sí, pero en el fondo de nuestra conciencia sabemos que leer es independizarse. ¿Qué es leer? Leer es convertirse en una persona libre. ¿Por qué? Bueno, simple. Porque no existe ninguna otra destreza más importante en toda la formación de una persona, con la sola excepción -quizá- de la matemática. Eso sí, cualquiera puede aprender matemática leyendo libros. No al revés.

Sabemos que si nuestros hijos quieren tener un porvenir, si no feliz, al menos próspero, tienen que poder pasarse días enteros leyendo, no sólo sin cansarse, sino, por el contrario, disfrutándolo. Se llama estudiar.

No espere, sin embargo, que me ponga a hablar mal aquí de los videojuegos, las computadoras o Twitter, como parecería a estas alturas inevitable. No tiene nada que ver con esto. En el futuro, como me dijo alguna vez Antonio Ambrosini, quizá los textos puedan transferirse directamente a nuestros cerebros. Pero falta tanto para eso que ni siquiera podemos imaginar cómo será la sociedad cuando tal tecnología esté disponible. De momento, existe una única forma de transmitir conceptos complejos y profundos: la lectura. Hoy más que nunca.

¿Por qué nos empecinamos tanto en que los chicos lean libros?

Porque leer es poder.

12 de diciembre de 2011

Un marido sin vocación / Enrique Jardiel Poncela

Un marido sin vocación
Enrique Jardiel Poncela

Un otoño -muchos años atrás-, cuando más olían las rosas y mayor sombra daban las acacias, un microbio muy conocido atacó, rudo y voraz, a Ramón Camomila: la furia matrimonial.
-¡Hay un matrimonio próximo, pollos! -advirtió como saludo a su amigo Manolo Romagoso cuando subían juntos al Casino y toparon con los camaradas más íntimos.
-¿Un matrimonio?
-Un matrimonio, sí -corroboró Ramón.
-¿Tuyo?
-Mío.
-¿Con una muchacha?
-¡Claro! ¿Iba a anunciar mi boda con un cazador furtivo?
-¿Y cuándo ocurrirá la cosa?
-Lo ignoro.
-¿Cómo?
-No conozco aún a la novia. Ahora voy a buscarla...
Y Ramón Camomila salió como una bala a buscar novia por la ciudad.
A las dos horas conoció a Silvia, una chica algo rubia, algo baja, algo gorda, algo sosa, algo rica y algo idiota; hija única y suscriptora contumaz a La moda y la Casa (publicación para muchachas sin novio).
Y al año, todos los amigos fuimos a la boda. ¡La boda! ¡Bah!... Una boda como todas las bodas: galas blancas, azahar por todos lados, alfombras, música sacra, bimbas, sonrisas, codazos, almohadón para hincar las rodillas los novios y para hincar las rodillas los padrinos; lunch, sandwichs duros como un fiscal...
Al onzavo sandwich hubo una fuga súbita por la sacristía y un auto pasó raudo, y unos gritos brotaron:
-¡Adiós! ¡Adiós! ¡Vivan los novios! ¡Vivaaan!
Y los amigos cogimos otro sandwich -dozavo- y otra copita. Y allí acabó la cosa.
Mas, para Ramón Camomila, la cosa no había acabado allí...
Al contrario: allí daba principio.
Y al subir con su novia al auto fugitivo, vio claro, vio clarísimo: ni amaba a Silvia, ni notaba inclinación ninguna al matrimonio, ni sintió su alma con la vocación más mínima por construir un hogar dichoso.
-¡Soy un idiota! -murmuró Ramón-. No valgo para marido, y lo noto cuando ya soy ciudadano casado...
Y corroboró rabioso:
-¡Soy un idiota!
Silvia, arrinconada junto a Ramón, bajaba los ojos con rubor, y al bajar los ojos subía dos mil grados la rabia masculina.
-¡Dios mío! -gruñía Ramón mirándola-. ¡Casado! ¡Casado con una niña insulsa como unas natillas!... No hay ya salvación para mí..., ¡no la hay!
Incapaz para dominar su irritación, dirigió unas palabras durísimas a Silvia.
-¡Prohibido fingir rubor y mirar a la alfombra! -gritó. (Silvia miró al parabrisas con infantil docilidad).
Y Ramón añadió para su sayo, alumbrado por una brusca solución:
-Voy a lograr su odio. Voy a obligarla a suplicar un divorcio rápido. Poco valgo si no logro inspirarla asco con cuatro o cinco burradas a cual más disparatada...
Y tal solución tranquilizó mucho a su alma.
Por lo pronto, al subir a la fotografía (visita clásica tras una boda), Ramón hizo la burrada inicial. Un fotógrafo modoso y finísimo abordó a Ramón y a Silvia.
-Grupo nupcial, ¿no? -indagó.
-Sí -dijo Ramón. Y añadió-: Con una variación.
-¿Cuál?
-La sustitución más original vista hasta ahora... Novio por fotógrafo. Hoy hago yo la foto... ¡Viva la originalidad!
Y Ramón aproximó la máquina y advirtió al asombrado fotógrafo:
-¡Vamos! Coja por la mano a la novia y sonría con ilusión. La cara más alta... ¡Cuidado! ¡Así!... ¡Ya!
Ramón tiró la placa, y a continuación obligó al pago al fotógrafo; guardó los duros y salió con Silvia orondo y dichoso.
-¡Al auto! -mandó. (Silvia ahora iba llorando)-. ¡La cosa marcha! -susurró Ramón.
Al otro día trasladaban sus organismos a Irún. (Lo clásico, asimismo, tras una boda.)
Ramón no quiso subir al vagón con Silvia.
-Yo viajo con los maquinistas -anunció-. Voy a la locomotora... ¡Hasta la vista!
Y subió a la locomotora, y ocupó su actividad ayudando a partir carbón. Al arribar a Irún había adquirido un magnífico color antracita.
***
Ya allí, compró sus harapos a un sordomudo andrajoso, vistió los harapos y marchó a la fonda a buscar a Silvia.
Y tocado con las ropas andrajosas anduvo por Irún, acompañando a Silvia y cogido a su brazo mórbido y distinguido. Nutrido público los miraba al pasar, asombrado.
Silvia sufría cada día más.
-¡La cosa marcha! ¡La cosa marcha! -murmuraba todavía Ramón-. Pronto rogará Silvia un divorcio total. Sigamos con las burradas. Sigamos con la droga antimatrimonial, multiplicando la dosis.
***
Ramón vistió a continuación sus fracs más maravillosos, y al pisar un salón, un dancing u otro lugar público acompañado por Silvia, imitaba a los criados, y con un paño al brazo acudía solícito a todas las llamadas.
Una mañana pintó sus párpados con barniz rojo.
***
Por fin lo trasladaron al manicomio.
Y Ramón asistió a su propia dicha: su contrato matrimonial yacía roto y vivía imposibilitado para otra boda con otra Silvia...

FIN